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Don Juan Vianey; 32 años entregados al Reloj de Acambay

Una de las construcciones que se ha convertido en un punto de referencia en el municipio es el Reloj de Acambay. Más allá de lo superficial, y de la fachada de tabique rojizo que lo adorna, en su interior se encuentra una maquinaria compleja que hace funcionar esta obra arquitectónica.

Por Noé Alvarez

Don Juan Vianey Valencia Guardia, es de los pocos conocedores que saben el funcionamiento de la maquinaria al interior de los muros rojos, cuyos ladrillos recubren el mecanismo que hace girar las manecillas y que hacen retumbar sus campanas cada 15 minutos.

En entrevista con El Acambayense, nos comenta que empezó su labor en pro de la conservación de este mecanismo en 1989, a raíz de un encargo que le hizo “un diputado federal de ese entonces”.

“Tanto el diputado federal, como el Presidente Municipal, de ese entonces me dijeron: Tú tienes que cuidar esto y pues hasta la fecha lo he hecho y lo seguiré haciendo, porque es mi trabajo”.

Menciona que cada tercer día acude de Atlacomulco hasta Acambay, para darle su mantenimiento preventivo a la maquinaria del reloj; éste incluye la colocación de aceite y su respectiva limpieza, donde se quita el polvo o cualquier otro material que pudiera interferir con su funcionamiento.

Para el caso del mantenimiento correctivo, donde exige de la habilidad del técnico, la situación se complica un poco, pues se trata corregir o arreglar desperfectos que puedan presentar algunas piezas del reloj, pues se pueden llegan a romper y que se tienen que llevar a reparar.

 “Se han roto piezas, y como son piezas especiales, al ser un reloj alemán y tener diversos metales; hay que buscar una persona que sepa soldar ese tipo de materiales. Cuando llegué yo y llegaron las primeras fabricas a Atlacomulco, las llevé a soldar para después pulirlas yo…”.

CERTIFICACIÓN SUIZA

Desde 1958, el Técnico Juan Vianey Valencia Guardia se certificó como “Relojero Reparador”, tanto en la teoría, como en práctica.

Su certificación está avalada por “Fabricantes de Relojes de Suiza”, de instructores como Bernard Humbert, profesor de la Escuela de Relojería de Bienne, Suiza; también autor del libro “EL CRONOGRAFO: SU FUNCIONAMIENTO. SU REPARACION”, una lectura que habla de explicaciones basadas en un cronógrafo con rueda de pilares; ya que fue el primer diseño en cuanto a relojes de pulsera con esta complicación.

Asimismo, H. Hendritzky es otro maestro relojero y profesor de la Casa Bergeon & Cia, Le Locie, en Suiza, que certificó al actual encargado del mantenimiento de este emblema acambayense.

¿DE QUÉ ESTÁ HECHA LA MAQUINARIA DEL RELOJ?

De acuerdo con el experto relojero, existen tres tipos de materiales para la construcción de los engranajes y las piezas que mueven los contrapesos y giran las manecillas. Se trata de bronce fosforado, acero y bronce común.

El bronce fosforado es una aleación de cobre, estaño y fósforo. El estaño aumenta la resistencia a la corrosión y la resistencia de la aleación. El fósforo, por su parte, aumenta la resistencia al desgaste y la rigidez de la aleación.

Resulta complicado que piezas que están hechas, por ejemplo, de bronce fosforado pudieran ser reparadas; ya que, “las personas que hacían este tipo de reparaciones ya se fueron”, en palabras de Don Juan.

NUEVAS GENERACIONES Y EL RELOJ

A su edad Don Vianey espera que los jóvenes y adultos se interesen en conocer el funcionamiento y el mecanismo que ha hecho girar este reloj por más de 80 años sin descanso, a pesar de las remodelaciones y constantes embates de la naturaleza.

Es por ello que la pregunta obligada ante esta situación es después de Don Juan, ¿quién se hará cargo de las reparaciones e imperfecciones que se lleguen a presentar en su maquinaria?; ante este cuestionamiento, la respuesta del experto es contundente:

“Ya la gente no quiere esforzarse mucho por aprender. Yo estaba capacitando a 2 personas, pero sus respuestas fueron que no servían -las dos personas- para eso; ya que este puesto requiere de calma, mucha concentración y ya los jóvenes de ahora ya no echan ganas también”, aseguró.

La idea del maestro relojero es simple: Hay que capacitar a alguien, una persona, aunque sea grande, pero que si tenga el interés; para posteriormente ocupar el lugar de Don Juan o de lo contrario perder ese valioso conocimiento que serviría para mantener en buen funcionamiento el Reloj de Acambay.

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