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Comunidades que pertenecieron a Acambay

Los territorios en toda la historia tienden a crecer o disminuir, hasta en nuestra familia, creo que tenemos un pariente o conocido que dijo que tenía un terreno pero que se lo quitaron o que se lo adueño y Acambay no se salva de esta premisa.
En su historia la cantidad existen algunas localidades que pertenecieron a nuestro municipio, pero que por una u otra circunstancia ya no las tenemos y se apartaron de Acambay por la falta de servicios, porque no se sentían identificados o porque no se le hacía caso alguno.

San Martín de los Manantiales (Ejido de San Pedro de los Metates)

Esta localidad que hasta hace unos años pertenecía a nuestro municipio, ahora forma parte de las comunidades de Atlacomulco, está muy cerca de San Pedro de los Metates (ya que era su ejido) y tiene 183 habitantes, de hecho, pertenece al ejido de San Pedro.
Se sitúa entre la panamericana y el Arco Norte, haz de cuenta que las dos vías rodean esta población, junto con San Bartolo el Arenal y Tierras Blancas. Pero todo surgió porque nadie les daba obras, ni electricidad tenían, sólo hasta después de su adhesión a Atlaco.
Un dato interesante es que poco más de la mitad de la población, el 54% es población indígena de los cuales el 32% habla alguna lengua todavía, además de que San Martín de los Manantiales la única comunidad Otomí del municipio de Atlacomulco, un municipio con alta población Mazahua.
De hecho, el caso de San Martín es muy curioso, porque hasta tiene una tesis de maestría, titulada “SAN MARTÍN DE LOS MANANTIALES, LA TIERRA HUÉRFANA”, elaborada por el LIC. DIEGO ARMANDO SÁNCHEZ MEDRANO.
“la última obra… fue en 1989 que nos apoyó con la primera etapa de la electrificación …. en el 89 … en 1989, se concluyó en el 2000”, comenta un habitante entrevistado.
Otro problema cotidiano, por ejemplo, era al momento que Llevaban a un hijo a registrar [a Acambay], me preguntan:
– Tú, ¿dónde vives?
– En el ejido de San Pedro de los Metates.
– Bueno vas a quedar como San Pedro de los Metates.
– Es que si me van a buscar ahí no me encuentran. Fui a Atlacomulco también, y en Atlacomulco me dicen,
 – ¿Pues dónde estás?
– Entre Tierras Blancas, El Arenal y Lanzados, [Comunidades colindantes].
– Lo que podemos hacer es que salga como Tierras Blancas.
– Pero yo no vivo en Tierras Blancas.
Esa fue la rebeldía de nosotros y a muchos a vecinos de aquí les pasó lo mismo.

 “La comunidad de San Martín de los Manantiales tiene sus antecedentes de creación, como consta en las Actas de Cabildo del Ayuntamiento de Atlacomulco, en los años de 2004 y 2005. En estos años se realizaron los trámites para la que el Ejido de San Pedro de los Metates fuera reconocido e integrado política y administrativamente por el municipio de Atlacomulco”, comenta un habitante de la localidad.

Fechas importantes

02 de septiembre de 2004

El Ayuntamiento de Atlacomulco reconoce política y administrativamente a la población del Ejido de San Pedro de los Metates.

 12 de enero de 2005

Se integra como Cuartel a la Comunidad de San Bartolo el Arenal.

“los pobladores se opusieron, porque no se sentían parte de esa comunidad. A pesar, de que había bastantes vínculos entre ellos, como que los habitantes de El Arenal, solían ir a lavar o por agua a San Martín, o los habitantes de San Martín atravesaban todo El Arenal para llegar a la parada de camión donde tomaban el transporte hacia la cabecera de Atlacomulco. No obstante, San Martín quería ser una comunidad independiente”, comenta uno de los fundadores.

04 de marzo de 2005

Comunidad independiente de la población de San Bartolo El Arenal.

31 de marzo de 2005

Cambio de nombre el nombre al Ejido de San Pedro de los Metates por el de San Martín de los Manantiales, comunidad independiente que a partir de la fecha pertenecen política y administrativamente al municipio de Atlacomulco, Se integra la primera delegación de la comunidad.
“hay poco sobre la comunidad de San Martín de Los Manantiales, solamente los documentos que yacen en el archivo del municipio de Atlacomulco, en Acambay no existe ninguno o similar (actas de cabildo), a pesar de que en las actas de Atlacomulco se hace referencia a acuerdos de Acambay”

¿Quiénes fueron los artífices de esta separación?

De parte de la comunidad se identifican los nombres de Agustín Pineda y Tomás Pérez. Estos dos habitantes haciendo uso de liderazgo al interior de la comunidad acudieron a los Ayuntamientos de Acambay y de Atlacomulco para hacer las solicitudes de separación y posterior adhesión.
Los primeros pobladores que llegaron a la comunidad datan de hace alrededor de 60 años. Venidos de San Pedro de los Metates, ya que tenían terrenos ejidales que les fueron asignados en ese lugar, de ahí que anteriormente fuera el Ejido de San Pedro de los Metates, y por ello San Martín es la única comunidad de Atlacomulco 81 que es toda ejido y no cuenta con propiedad privada. Esa característica es la que los retiene legalmente al municipio de Acambay.
Algunas personas, según cuenta la propia población, “no aguantó” iba y venía, hacían casas, todas de piedra, pero al final las abandonaban. Don Raymundo fue el primer habitante reconocido como tal, estaba por temporadas, pero ya era más del llamado Ejido de San Pedro, murió y se lo llevaron cargando a enterrar a la comunidad de San Pedro.

El Jazmín – Aculco

De acuerdo con el sitio elaculcoautentico.blogspot.com una de las pocas relativas certezas sobre el origen de El Jazmín es el que parte de sus tierras pertenecieron alguna vez al rancho de Caxmó, Caximó, Santa Fe o Himilpa (nombres todos que a lo largo de los siglos recibió esta posesión) el cual fue cedido originalmente por el virrey Luis de Velasco a favor de un indio de Acambay llamado Rafael García, en 1594.
Este obsequio de tierras se componía de un sitio de ganado menor y estaba situada junto al camino entre Acambay y San Francisco Cuatipatlana (posiblemente el actual San Francisco Shaxní), en un puerto «entre dos cerros grandes» y el monte del Ermitaño. Limitaba al oriente con el pueblo de Santiago Toxhié y un llano llamado San Blas, al sur con el cerro de Huistepeque.
Después la historia de Caxmó se vuelve tortuosa. En 1723, la parte sur de Caxmó, conocida como Xitexí (posiblemente Chitejé en un trasunto más contemporáneo), fue reclamada por Juan Téllez-Girón del Barrio, español, vecino de Ixtlahuaca, quien demostró con la exhibición de títulos de propiedad su legítima posesión.
En 1763, los hermanos Manuel y María García Ávalos (nótese la coincidencia de apellido con el dueño original en el siglo XVI), caciques de San Andrés Timilpan, fueron declarados como legítimos dueños de este rancho, recibido por herencia de sus padres. Ese mismo año, Caxmó fue dado en arrendamiento a don Domingo Navarrete.

INICIOS DE LA HACIENDA DEL JAZMIN

Por documentos de este arrendamiento, sabemos que el rancho había perdido tiempo atrás la mitad de sus “tierras laborías y montuosas” en un litigio con la familia Legorreta. Y poco después los García Ávalos también perdieron legalmente una tercera parte de Caxmó, situada al noroeste, a favor de unos “amigos y vecinos suyos”: los “Mondragones”.
En 1856 el pueblo de Dongú, en Acambay, perdió parte de sus tierras comunales a favor de la que ya para entonces recibía el nombre de Hacienda del Jazmín. Poco después, en 1862, la hacienda pertenecía a don Vicente Ugalde, pero llegó más tarde a manos de don Ricardo Monroy, dueño asimismo de la hacienda inmediata de Santiago Totó. Tras la muerte de Monroy, su viuda doña Trinidad Montes de Oca compró en 1881 la hacienda de Ñadó y de tal manera El Jazmín se incorporó a un grupo de propiedades que abarcaban buena parte del sur del municipio de Aculco y el norte del de Acambay. Sin embargo, doña Trinidad vendió pronto la Hacienda de Totó, deshaciendo así ese gigantesco latifundio.
El Jazmín, por otra parte, era legalmente propiedad de doña Trinidad, pero también de sus hijos que eran menores de edad todos ellos, y de los dos mayores, Jesús María y Ana, esposa ésta última de Guadalupe Guadarrama, originario de Atlacomulco.
Por lo que respecta al Jazmín, en 1879 se vendió una fracción de la propiedad a don Eduardo Mondragón, con la queja del pueblo de Santiago Toxhié que consideraba esas tierras como suyas y usurpadas por la hacienda.
Cuatro años después, en agosto de 1883, don Guadalupe Guadarrama adquirió de su suegra y cuñados la propiedad tanto de El Jazmín como de Ñadó. De los hermanos Monroy sólo Jesús María conservó su fracción, desligándola de El Jazmín, la que desde entonces se nombró como Rancho Viejo.
Para comprar las haciendas, don Guadalupe se vio obligado a hipotecarlas y solicitar otros préstamos. Quizá apurado por estas enormes deudas y después de ocupar durante el año de 1884 la presidencia municipal de Aculco, don Guadalupe acabó por vender en 1885 la hacienda de El Jazmín a don José Marcos María Luis González, de Acambay, por 22 mil pesos.
Esta propiedad tenía entonces una superficie de 3,134 hectáreas; colindaba por el oriente con los terrenos de los pueblos de Dongú y Santiago Toxhié; por el norte, con el rancho del Mogote y Trojitas de Eduardo Mondragón y la hacienda de Ñadó; por el poniente, con tierras del propio Guadarrama en litigio con San Ildefonso, con el rancho de Muitejé de los señores González y con el pueblo de Tixmadejé; por el sur con las tierras del mismo Tixmadejé y los pueblos de Detiñá y Dongú.
Don Guadalupe Guadarrama conservaría intactos su terrenos hasta los tiempos de la reforma agraria cuando, entre 1923 y 1936, sufrió seis afectaciones agrarias para conformar los ejidos de Detiñá, Dongú, Doxtejé, El Ermitaño y Muytejé que le arrebataron cerca de 3 mil hectáreas.
Con esto solo se quedó con el casco de El Jazmín se encuentra dentro del municipio de Aculco, la mayor parte de sus tierras estaban dentro del de Acambay, ahí está una capilla dedicada a San José. El templo es muy sencillo y pequeño (cubre un área cercana a los 65 metros cuadrados), está fabricado en adobe, cubierto a dos aguas con teja, y cuenta con una pequeña torre con su campanario de cantería de dos cuerpos.
En 1873 las parroquias de Aculco y Acambay disputaban sobre la jurisdicción de esta capilla, ya que se encuentra prácticamente sobre la frontera que divide ambas parroquias y municipios.
Con relación a lo anterior destaca un dicho popular que hacía referencia a que “Dentro de la Iglesia estabas en Acambay y afuera te encontrabas en Aculco, pues por la puerta pasaba la división de estos municipios”.
Existen notas de la época donde se menciona que El Jazmín pertenecía a Acambay tal como lo menciona el Periódico “La Sombra de Arteaga” de Querétaro, en 1894 donde refieren que los ciudadanos Cipriano Morales y Urbano González piden la concesión de una veta perteneciente a la hacienda del Jazmin, perteneciente a la municipalidad de Acambay.
Se trata de una mina que se sitúa al pie del Cerro de Ermitaño y la Hacienda Vieja que contiene minerales como el oro y plata.

Para 1904, El Jazmín ya era parte de Aculco y esto se puede sostener con una nota del periódico La Patria, donde titula una nota con lo siguiente:

¿Una nueva peste?

Sin embargo, en 1914, El Jazmín volvía a pertenecer a Acambay y lo podemos notar en un escrito por el Diario Oficial de los Estados Unidos Mexicanos que menciona lo siguiente
Entre los personajes de Acambay que fueron dueños de esta propiedad está Galo del Mazo y Mercedes Villasante.
En realidad, con el paso del tiempo a las autoridades de Acambay no les intereso defender ese terreno, esa hacienda y termino por llevársela Aculco.

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