¿Por qué fue asesinado el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo?
El costo de enfrentar al crimen organizado: El Asesinato de Carlos Manzo
El panorama de la seguridad en México se ensombrece tras la confirmación del asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, Presidente Municipal de Uruapan, Michoacán. El atentado se perpetró la noche del 1 de noviembre, aprovechando un evento público, a pocas semanas de que el edil, de apenas 40 años, intensificara su llamado a la federación para contener la violencia en su municipio.
El alcalde Manzo, apodado por algunos como «El Bukele Mexicano» debido a su postura de «mano dura», había convertido su administración, aunque breve, en una confrontación abierta contra el crimen organizado, incluyendo grupos como el CJNG. Las amenazas en su contra y hacia su familia eran constantes y conocidas públicamente, un riesgo que él mismo había manifestado.
Detalles del Ataque y Reacciones Oficiales
El ataque se consumó el sábado por la noche. Según los reportes, el alcalde, que contaba con protección de la Guardia Nacional, fue agredido con armas de fuego. Un atacante fue abatido en el lugar por el equipo de seguridad de Manzo, y un regidor y un escolta resultaron heridos. El edil fue trasladado de urgencia a un hospital, donde lamentablemente se confirmó su deceso horas después por el gobernador Ramírez Bedolla.
Además, el incidente ha provocado una ola de indignación y preocupación a nivel nacional e internacional.
- Presidenta Sheinbaum: Condenó el «vil asesinato» y reafirmó el compromiso del Estado para fortalecer la estrategia de seguridad y alcanzar la paz.
- Omar García Harfuch: El Secretario de Seguridad Federal confirmó que Manzo contaba con protección, señalando que los sicarios aprovecharon la vulnerabilidad de un evento familiar y público.
- Embajador de EE. UU. en México: Ofreció cooperación para asegurar la justicia y combatir la delincuencia organizada tras este cobarde ataque.
La Estrategia Fallida de «No Tolerancia»
Asimismo, el asesinato de Carlos Manzo se da en el contexto de su agresiva estrategia de seguridad. Manzo había hecho públicos decomisos históricos de armas y drogas (incluyendo 97 kg de cristal), y había dado una orden clara a su policía municipal: abatir a los delincuentes que agredieran a la población civil o a los elementos.
Esta postura inflexible le costó amenazas desde el inicio de su mandato. Manzo había cancelado el Grito de Independencia en septiembre y había solicitado directamente apoyo federal, argumentando que los grupos delictivos operaban con armamento de uso exclusivo del Ejército, como ametralladoras Minimi, con las que la policía municipal no podía competir.
La FGJEM ha iniciado una investigación exhaustiva para esclarecer el móvil exacto y garantizar que este crimen no quede impune, un compromiso que se ha vuelto recurrente ante la escalada de violencia contra funcionarios públicos. El asesinato de Carlos Manzo marca un trágico precedente sobre el costo de enfrentar la impunidad en las regiones más asediadas de México.

