Museo Regional de Acambay cumple 25 años: Un viaje a través del tiempo

Este 9 de septiembre, el Museo Regional de Acambay “Antonio Ruíz Pérez” celebra un cuarto de siglo de vida, consolidándose como un referente en la preservación y difusión del patrimonio cultural del norte del Estado de México.

Se inauguró en 1999, por lo que este recinto ha sido testigo del paso del tiempo y ha enriquecido la vida cultural de la región, ofreciendo a sus visitantes un fascinante viaje a través de la historia de los pueblos indígenas que habitaron estas tierras.

Con un acervo de más de mil 800 piezas arqueológicas, el museo alberga una invaluable colección que da cuenta de la rica diversidad cultural de los otomíes y otras etnias que habitaron la zona. Herramientas de trabajo, cerámica, textiles, esculturas y objetos rituales son algunas de las piezas que se exhiben en sus salas, permitiendo a los visitantes conocer las costumbres, creencias y modos de vida de estos antiguos pobladores.

El museo, además de ser un espacio de exhibición, se ha convertido en un centro de investigación y difusión cultural. A lo largo de estos 25 años, ha organizado diversas actividades como exposiciones temporales, talleres, conferencias y programas educativos, dirigidos tanto a niños como a adultos.

Estas iniciativas han contribuido a fomentar el interés por la historia y la cultura local, y a fortalecer el sentido de identidad de los habitantes de Acambay y sus alrededores.

El nombre del museo, «Antonio Ruíz Pérez», rinde homenaje a un destacado historiador y pintor local, quien dedicó gran parte de su vida a investigar y documentar el patrimonio cultural de Acambay. Su legado continúa vivo gracias a este recinto que lleva su nombre.

El Museo Regional de Acambay es mucho más que un simple edificio; es un espacio vivo que conecta el pasado con el presente, y que nos invita a reflexionar sobre nuestras raíces y nuestra identidad.

Un Museo infravalorado

Sin embargo, a pesar de su rica historia y valioso acervo, este recinto ha sido, en ocasiones, se le considera un “elefante blanco” por parte de la comunidad acambayense. A lo largo de sus 25 años de existencia, el museo ha enfrentado el desafío de posicionarse como un espacio relevante en la vida cultural de la comunidad.