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Sanar al Estado: el paro del sector salud como herida del viejo régimen

La Cuarta Transformación no solo implica cambiar instituciones, sino también sanar cuerpos heridos por décadas de corrupción, simulación y abandono. El reciente paro del personal del sector salud estatal es la evidencia viva de una deuda histórica que aún no termina de saldarse en el Estado de México.

Durante años, los gobiernos neoliberales y tecnocráticos utilizaron al sistema de salud como instrumento de simulación política y beneficio de unos cuantos. Lo que debería haber sido un derecho garantizado, fue transformado en una red clientelar, con nóminas opacas, hospitales sin insumos, y trabajadores contratados bajo condiciones indignas. Esa fue la constante bajo el viejo régimen priísta en el Estado de México.

Hoy, el cambio de rumbo es evidente. Por primera vez, una mujer comprometida con el pueblo gobierna la entidad, y con ella llega la posibilidad real de construir un sistema de salud humanitario, eficiente y digno. Sin embargo, no se parte de cero. Se parte del desastre.

El paro de los trabajadores de la salud debe entenderse no como una queja aislada, sino como el eco de un sistema que colapsó por la acumulación de negligencias institucionalizadas. Las exigencias son legítimas: pagos justos, condiciones laborales dignas, estabilidad para quienes sostienen todos los días el derecho a la salud en los territorios.

Ante esto, la respuesta del nuevo gobierno no puede ser defensiva, sino transformadora. Porque quienes hoy encabezan el Estado de México no solo representan una alternancia, sino un nuevo pacto social: uno en el que la salud no sea un privilegio de unos, sino derecho de todos.

Por ello, propongo tres líneas que pueden profundizar este proceso de transformación:

  1. Auditorias públicas y con respaldo popular sobre el uso del presupuesto en salud durante los últimos dos sexenios.
  2. Reconversión del gasto estatal, priorizando nómina médica, infraestructura en zonas rurales e indígenas y sistemas de abastecimiento justos.
  3. Un nuevo contrato ético con los trabajadores del sector salud, que incluya estabilidad, escucha activa y participación directa en la transformación.

La lucha por la salud es también una lucha por la memoria: no olvidemos quién desmanteló el sistema, quién se benefició de su colapso y quién ahora tiene la responsabilidad de reconstruirlo con honestidad y justicia.

La transformación del Estado de México pasa necesariamente por sanar sus instituciones desde abajo, reconociendo a quienes las sostienen día a día. El paro del sector salud no es una ruptura, es una oportunidad: la oportunidad de demostrar que gobernar distinto no es solo una promesa, sino una realidad en marcha.

    Sebastián Arana Rea

    Politólogo, Formado en el INFP, Exfuncionario estatal, Militante por los derechos sociales.